Las redes sociales son arma de doble filo. No todo lo que aparece es real ni aparece todo lo que es real. Si no comunicas, no existes, pero si comunicas te expones.
Antes la exposición de un comentario en un café tenía un recorrido de dimes y diretes pero un comentario en una red social se globaliza y no solo eso, sino que un algoritmo lo cataloga según su taxonomía con palabras escogidas no se sabe por quién ni con que criterio ni finalidad. Lo que es real es que hay empresas que nos tienen catalogados.
Hoy en día las redes sociales son analizadas con inteligencia artificial para definir perfiles de consumidor, preferencias y segmentar hasta el limite de personalizar campañas digitales y/o presenciales persona a persona, momento a momento.
Pero las redes también sirven para buscar y descartar perfiles en el ámbito profesional, ya sea por sus opiniones o por sus atributos. La red como el papel, todo lo aguanta porque no hay nadie que verifique su contenido que por otro lado pertenecen a empresas privadas que definen y ejecutan filtros, algoritmos y preferencias bajo su propio criterio empresarial (no siempre ético) y mediante inteligencia artificial.
Para conducir un coche, nos piden que conozcamos las reglas de circulación, pero en este mundo digital, nos lanzamos a navegar sin conocer las reglas cuando a todos deberían darnos un curso de ciudadanía digital. Es sumamente importante que estas reglas protejan nuestros datos, nuestra privacidad y nuestra libertad de expresión. No seleccionar a alguien o juzgarlo por su opinión sobre política, equipo de futbol, etc. en el mundo físico se llama censura, en el digital se utiliza para catalogar.
Los expertos en IA hablan de Good data es decir utilizar no muchos datos (big data) sino datos útiles. Hoy en día hay dos corrientes de pensamiento al respecto la aplicación de la IA y la robótica de manera masiva. La primera es que las maquinas serán más inteligentes y acabarán pensando por nosotros, tipo Terminator. La segunda, la paradoja de Moravec considera que el pensamiento humano no se puede programar, aunque si las habilidades sensoriales y motoras y por ello humanos y maquinas trabajaremos juntos.
Sea con ojos humanos o robotizados, lo que es cierto es que en boca callada no entran moscas y sin reglas que nos protejan, a veces es mejor el silencio de un ciudadano digital. Como dice un amigo mío “Sin comentarios es un sabio comentario” o como dirían mis hijos, me pongo en modo silencio digital.
PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trolls (T-) y rodearos de Sinergentes que siempre suman aptitudes, conocimiento, equipo y valores.